La Luna está íntimamente relacionada con el ritmo de la vida, con “el tiempo” de lo vivo, al ser el satélite natural del planeta Tierra que habitamos. Su efecto en las mareas se debe a una fuerza gravitacional tan significativa que marca también los ritmos de los océanos y de la atmósfera. La Luna ha contribuido a la estabilidad del eje de rotación de la Tierra a lo largo del tiempo geológico, ayudando a crear condiciones climáticas estables y predecibles en toda la superficie terrestre.

La Sincronización Biológica acunada por la Luna es muy visible en muchos de los seres vivos, sean endémicos o migratorios, sean simples o complejas y creativas formas de vida. Todo esto está muy bien documentado por científicos, agricultores, artistas y escritores de todas las épocas. Ella ha inspirado al desarrollo del arte, la ciencia y otros saberes que van configurando las culturas. 

Dicho concepto del tiempo que vive, del tiempo de lo vivo, es justo lo que logramos interpretar en este diálogo de saberes o Lunario del Sembrador.

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